No sé a vos… pero a mí, las canciones me permiten viajar. Por lo general al pasado, a un momento. No sé quién dijo una frase que recuerdo más por el concepto que por el autor:
Las canciones son buenas o malas por los recuerdos que evocan… no por sus intérpretes, estilos o autores.
Pero hay algo extraño con ésta en particular: me lleva a mi época de secundaria, cuando luego del colegio, en la primavera, hacía tiempo con algunos compañeros y compañeras… esperando que se haga la hora de ir a entrenar hasta el Bajo Flores… Por esto también me recuerda las tardes de sábados luego de los partidos, más que nada los de visitantes, los que jugábamos en zona oeste…
Es raro, porque el disco (bueno… CD o álbum… sí, antes de las «playlists») se lanzó tiempo después de que terminara tanto el colegio como mi «carrera» de jugador de basquet…
De hecho, recuerdo ya con mis compañeros de facultad discutir el diseño de la tapa del «booklet», promediando la carrera, escribiendo desde la computadora de la oficina en la que trabajé por 3 años.
Me reencontré con este tema yendo a entrenar al gimnasio una noche hace unos años atrás… Siempre la misma sensación: aire fresco en el pecho, brisa de tarde o noche en la piel, bocanada de aire. Ganas de bailar, cantar, tocar una guitarra…
Básicamente, ganas de disfrutar sentirme bien.
La comparto, por ahí, pueda contagiarte un poco.
(Si conocés al autor de la frase anterior, recordámelo… no me deja dormir el no poder citarlo).